miércoles, 25 de febrero de 2015

Locke (ídem, 2014) de Steven Knight

Ivan Locke (Tom Hardy) es un hombre que ha tenido que trabajar muy duro para alcanzar su sueño: llevar una buena vida. Sin embargo, un día, inesperadamente, recibe una llamada que lo echa todo por tierra. Desde ese momento tendrá que emprender una peligrosa huida contrarreloj.


Mantener toda la acción en un sólo escenario reducido durante todo el metraje es un recurso que siempre resulta atractivo, porque se lo pone difícil al cineasta para conseguir mantener el interés y construir una trama coherente y fluida, pero también dificulta llegar a cotas importantes de genialidad, ya que de hecho es un recurso que no aporta demasiado al contenido y sólo destaca por el reto que supone.

El personaje de Hardy, un hombre obsesionado con la responsabilidad, asume las consecuencias de un error pasado, de forma que arriesga a perder todo lo demás, trabajo y familia, sin dejar escapar dichas responsabilidades. Se trata de un personaje complejo, aquejado por su necesidad de cumplir con todos sus deberes a causa del odio que siente por su padre, el cual según parece era todo lo contrario. Resulta curioso constatar que, hasta cierto punto, padre e hijo se parecen cada vez más, pues Ivan Locke llega a destruir su familia y dañar emocionalmente a sus hijos por un conflicto personal e incluso, egoísta, pues lo hace simplemente para satisfacer su percepción de su mismo y de como debería ser para ganar simbólicamente a su padre. Al final de la película, Locke podría suponer para sus hijos lo mismo que el padre de Locke para él mismo.


Tom Hardy hace una interpretación brillante y destaca también la puesta en escena. Knight es capaz de mantener el ritmo y el interés aún con las limitaciones e incluso conseguir una fotografía verdaderamente envidiable. La banda sonora acompaña muy bien el desarrollo del film.

Interesante y entretenida.


7/10


No hay comentarios:

Publicar un comentario