miércoles, 18 de febrero de 2015

El ángel borracho (Yoidore tenshi, 1948) de Akira Kurosawa

Después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Crónica sobre la relación entre un gángster de la mafia japonesa ("yakuza"), enfermo de tuberculosis y el médico alcohólico que lo atiende.


Dos años antes de filmar Rashomon Kurosawa ya empezaba a dar muestras de su enorme talento con la notable El ángel borracho. La película trata uno de los temas más recurrentes del cine nipón, el honor y la ética, además de otro muy propio de Akira, los claroscuros del alma humana, y es que el cineasta nipón gustaba de matizar al máximo sus personajes, como hace de forma brillante con Matsunaga, interpretado por el siempre excelente Toshiro Mifune.


Matsunaga, un gángster enfermo de tuberculosis, traba una relación de amistad-odio con su médico, un hombre obstinado y con una moral de hierro que lucha por curar a todos sus pacientes, sean quienes sean, interpretador por un enorme Takashi Shimura. La vida de desenfreno de la yakuza podria llevarlo a la muerte, de manera que se refugia en su código de honor para poder recuperarse y conservar su lugar en la organización. La oportuna aparición en escena de Okada, excelentemente presentado mediante el hombre que toca la guitarra, provocará un conflicto entre el médico, que oculta a su esposa en la clínica, y la yakuza.


En el clímax de la película se produce el enfrentamiento de estos tres personajes, con el médico obstinado a defender a los suyos y Matsunaga enfermo y desengañado ante la verdadera naturaleza del código de honor de la yakuza. El sacrificio final, lleno de significado, nos recuerda eso de que puede aparecer una flor en medio de un estanque de podredumbre.

Destaca el uso reiterado de simbolismos, como el estanque, la música o la flor, así como la escena del sueño de Matsunaga. Ya se aprecian muchas de las características del cine del maestro nipón, como esa banda sonora “incompleta”, con la canción de Okada que habla de un asesinato, así como el uso del clima para construir la atmósfera. Aún así, Kurosawa aún no despliega todo su genio, aunque para eso queda poco.


El ángel borracho no falla en ningún apartado, pero tampoco se erige como una obra excelente, le falta algo. Obra menor, pero ya quisieran muchos cineastas llegar a hacer obras “menores” como las del maestro.


8/10


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