domingo, 22 de febrero de 2015

La gran belleza (La grande bellezza) de Paolo Sorrentino

Viajar es útil, ejercita la imaginación. Todo lo demás es desilusión y fatiga. Nuestro viaje es enteramente imaginario. Ahí reside su fuerza. Va de la vida a la muerte. Personas, animales, ciudades y cosas, todo es inventado. Es una novela, nada más que una historia ficticia. Lo dice Littre, él no se equivoca nunca. Y además, cualquiera puede hacer otro tanto. Basta cerrar los ojos. Está en la otra parte de la vida”

En Roma, durante el verano, nobles decadentes, arribistas, políticos, criminales de altos vuelos, periodistas, actores, prelados, artistas e intelectuales tejen una trama de relaciones inconsistentes que se desarrollan en fastuosos palacios y villas. El centro de todas las reuniones es Jep Gambardella (Toni Servillo), un escritor de 65 años que escribió un solo libro y practica el periodismo. Dominado por la indolencia y el hastío, asiste a este desfile de personajes poderosos pero insustanciales, huecos y deprimentes.


La gran belleza es una película sobre el vacío, sobre la nada que tanto interesaba a Flaubert, o más bien sobre esos momentos perdidos entre la nada que dan sentido a la vida. La gran belleza es una película sobre Jep Gambardella, un hombre perdido entre fiestas, encerrado en Roma y rodeado de personajes huecos y tan vacíos como el mismo, que al cumplir 65 años decide dejar de llevarse por la mundanidad para dar libertad a su sensibilidad y buscar la gran belleza entre esa nada e inmortalizarla en su segundo libro.


No sólo Jep está sumido en esa nada, sino también muchos de los personajes que aparecen durante toda la obra: una falsa artista, una mujer que se cree comprometida con la sociedad, un artista fracasado e incapaz de encontrar aquello en lo que escribir, un joven perturbado y esclavo de las ideas de los grandes artistas, un cardenal aficionado a la cocina que parece saber bastante poco de lo espiritual, etc. Todo un elenco perfectamente elegido para encauzar el vacío existencial en el que esta sumido nuestro protagonista, brillantemente interpretado por Toni Servillo.


Rematado con una narración vistosa, siempre buscando la belleza en cada plano, y potenciada por una banda sonora perfectamente escogida, Sorrentino filma una de las mejores películas de los últimos años. La cita que da comienzo al film, y que también abre esta reseña, da mucho luz sobre el film, así como las últimas palabras de Jep:

Termina siempre así, con la muerte. Pero antes, hubo vida. Escondido debajo el bla, bla, bla, bla. Y todo sedimentado bajo los murmullos y el ruido. El silencio y el sentimiento, la emoción y el miedo. Los demacrados, caprichosos destellos de belleza. Y luego la desgraciada miseria y el hombre miserable. Todo sepultado bajo la cubierta de la vergüenza de estar en el mundo. Bla, bla, bla, bla. Más allá, está el más allá. Yo no me ocupo del más allá. Por tanto, que esta novela dé comienzo. En el fondo, es sólo un truco. Sí, es sólo un truco.”

Brillante, profunda y visualmente potente. Lo tiene todo.


10/10


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