Polonia,
1960. Ida, una joven novicia que está a punto de hacerse monja,
descubre un oscuro secreto de familia que data de la terrible época
de la ocupación nazi.
Con
Ida Pawel Pawlikowski filma una película sobre el choque con
la vida real, la pérdida de la inocencia, el reencuentro con los
propios orígenes, el enfrentamiento entre la vida dedicada a la
religión y los placeres de la libertad y la definición de la identidad. Todo ello
es tratado con una trama sencilla, corta y con un ritmo pausado pero
fluido.
Una
enorme Agata Kulesza pone el acento dramático mediante su trama
secundaria, que enriquece la trama mediante la búsqueda de sus
orígenes, mucho más impactante para ella que conoció a sus
familiares, mientras que Ida solo siente frialdad y lejanía hacia
aquellos familiares que sólo lo son de apellido y que ni conoce ni
conocerá jamás.
El
segundo acto del film, tras la presentación de las dos
protagonistas, es el más largo por diferencia y nos introduce
sutilmente a las perturbaciones existencialistas de Ida, que
evoluciona más lentamente que su tía, la cual marcará el clímax
del segundo acto y inicio del tercero, protagonizado en su totalidad
por Ida. Tras el potente golpe de efecto que finaliza el segundo acto
se inicia un tercero que expone el resultado de todo éste viaje
sobre las convicciones y la personalidad de Ida, construyendo una
recta final con una carga dramática potente aún con su ritmo
pausado, finalizando el film de forma redonda.
La
trama se encuentra muy bien hilada y consigue exponer de forma sutil
pero clara todos los temas que pretende abarcar, aunque se echa de
menos algo más de profundidad. Lejos de lo que pueda parecer por su
estética y aparente profundidad, no se trata de un Bergman o un
Tarkovski, pero aun así esta por encima de la gran mayoría de obras
que se han estrenado durante estos últimos años.
Ida
posee una fotografía exquisita, situando el punto de interés casi
siempre en un extremo inferior. Resulta curioso constatar el parecido
de la trama de Ida con Viridiana, aunque ésta no se
preocupe por criticar la iglesia o la religión, tema ya muy manido y
al que ya poco se puede aportar.
Ida
es un película profunda, muy bien hilada, narrada y fotografiada. En
definitiva, toda una joya de nuestro tiempo.
9/10
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