Tony
Montana es un emigrante cubano frío y sanguinario que se instala en
Miami con el propósito de convertirse en un gángster importante.
Con la colaboración de su amigo Manny Rivera inicia una fulgurante
carrera delictiva con el objetivo de acceder a la cúpula de una
organización de narcos.
En
1983 Al Pacino protagonizó una de las películas más icónicas de
la historia de cine, considerada de culto y una obra maestra casi
unánimemente, constituye para mí uno de los films más
sobrevalorados de la corta historia del cine.
El
mayor atractivo de Scarface es su alto contenido en violencia
y su descaro, resultando excesiva y vulgar. La violencia no me parece
un defecto, en sí misma, de cualquier película, pero si el hecho de
construirla toda sobre esta y convertirla en su punto fuerte. El otro
gran atractivo de El precio del poder es su protagonista; Tony
Monatana, personaje singular como pocos, interpretado por un
histriónico Pacino que, sin embargo, no es capaz de contagiar
ninguna empatía. Esto no es debido a su carácter depravado y
corrupto, pues muchos antagonistas de cine resultan mucho más
empáticos que su contraparte “buena”, sino que es debido a lo
exagerado de su conducta y personalidad, que se aleja demasiado de la
realidad como para poder identificar-nos con él.
La
puesta en escena no destaca demasiado, se producen escenas bastante
sonrojantes, como los dos matones que esconden sus armas de una forma
más que deficiente con una servilleta en un club. La trama avanza de
forma irregular, sin levantar demasiado interés y incluso aburriendo
durante unos a todas luces excesivos 163 minutos. Los personajes
secundarios no resultan tampoco demasiado interesantes y no consiguen
tampoco mantener el interés.
Scarface
es, además, una película de su época, demasiado incluso,
resultando ahora mismo totalmente desfasada. La banda sonora se lleva
la palma, ochentera hasta decir basta, así como los escenarios y el
vestuario, tan hortera que duelen a la vista. Tras un desarrollo
soporífero e irregular Scarface termina de la forma más
excesiva y estúpida posible, con un festival de violencia y acción
absurdos con Tony Montana recibiendo más balazos que una diana de
feria mientras se carga a medio cartel del narcotráfico con toda
facilidad.
La
película pretende ser una crítica al sueño americano, pero me da a
mí que la mayor parte de su público se quedará más con la
“molona” figura de su protagonista. Sobrevalorada y estúpida.
Una pérdida de tiempo.
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