miércoles, 1 de abril de 2015

El gabinete de las figuras de cera (Das Wachsfigurenkabinett, 1924) de Paul Leni

Cuenta la historia de un joven escritor que acepta un anuncio para escribir historias en torno a las figuras que se exponen en un gabinete de estatuas de cera expuesto en una feria. La hija del dueño, muy pronto, queda atraída por el joven empleado...


La trama se estructura en tres episodios, de la misma forma que Las tres luces, con una trama central que las une. En éste caso, los tres episodios giran entorno al escritor que redacta las historias de las figuras de cera. En ellas aparece siempre él mismo y la hija del dueño, de la cual se ha enamorado.


El primer episodio huye de lo siniestro y se caracteriza por sus elementos fantásticos y exóticos. Aunque cuenta con Emil Jannings, su actuación no es tan brillante como cabria esperar, tal vez debido a lo plano de su personaje y a la ausencia de verdadero drama. Éste episodio tiene un inusual toque cómico y juguetón, algo que resulta extraño teniendo en cuanta que tiene una ambientación expresionista. De hecho, probablemente tiene los decorados más logrados de la película, pero su estilo expresionista no encaja con la trama.


El segundo episodio cuenta con la mejor interpretación de la película, con un memorable Conrad Veidt como Iván el Terrible. Recupera lo siniestro y se acerca muchos más al estilo expresionista. Aún así se acerca más al drama que al terror, género al que se identifica tópicamente el expresionismo alemán. Se trata, de lejos, del mejor episodio de la película.


El tercer y último episodio rompe con la dinámica del film y ya no sitúa la acción en la historia que escribe el protagonista, sino en una pesadilla que tiene el escritor, que se queda dormido. Éste sueña que Jack el Destripador, el siguiente muñeco, intenta matar a su amada. Dado que se trata de un sueño, Leni utiliza un recurso muy interesante: convierte el escenario en una caos de forma y radicaliza el uso del claroscuro. Por desgracia éste último episodio es el más corto y sencillo, limitándose a filmar la persecución de Jack. Éste es interpretado por Werner Krauss, famoso por interpretar a Caligari y que luego interpretaría a Tartufo en Herr Tartüff, de Murnau, y aparecería en varia películas de Georg Wilhelm Pabst. Pero en El gabinete de las figuras de cera es totalmente desaprovechado, ya que su actuación se limita a hacer acto de presencia. Una lástima.


Aunque la película tenga casi todas las características del expresionismo, se aprecia un cierto optimismo en los finales felices y prefectos del primer y tercer episodio (el último resulta incluso un poco ñoño). El primer episodio además tiene un tono cómico, de forma que se rompe el conjunto y el film resulta engañoso y edulcorado. A diferencia de Las tres luces, no invita a reflexionar sobre nada y carece de profundidad alguna.

Entretiene pero no destaca en nada: expresionismo descafeinado, fotografía corriente, puesta en escena decente, conjunto pasable pero algo flojo.


5/10


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