Cuenta
la historia de un joven escritor que acepta un anuncio para escribir
historias en torno a las figuras que se exponen en un gabinete de
estatuas de cera expuesto en una feria. La hija del dueño, muy
pronto, queda atraída por el joven empleado...
La
trama se estructura en tres episodios, de la misma forma que Las tres
luces, con una trama central que las une. En éste caso, los tres
episodios giran entorno al escritor que redacta las historias de las
figuras de cera. En ellas aparece siempre él mismo y la hija del
dueño, de la cual se ha enamorado.
El
primer episodio huye de lo siniestro y se caracteriza por sus
elementos fantásticos y exóticos. Aunque cuenta con Emil Jannings,
su actuación no es tan brillante como cabria esperar, tal vez debido
a lo plano de su personaje y a la ausencia de verdadero drama. Éste
episodio tiene un inusual toque cómico y juguetón, algo que resulta
extraño teniendo en cuanta que tiene una ambientación
expresionista. De hecho, probablemente tiene los decorados más
logrados de la película, pero su estilo expresionista no encaja con
la trama.
El
segundo episodio cuenta con la mejor interpretación de la película,
con un memorable Conrad Veidt como Iván el Terrible. Recupera lo
siniestro y se acerca muchos más al estilo expresionista. Aún así se acerca más al drama que al terror, género al que se identifica tópicamente el expresionismo alemán. Se trata,
de lejos, del mejor episodio de la película.
El
tercer y último episodio rompe con la dinámica del film y ya no
sitúa la acción en la historia que escribe el protagonista, sino en
una pesadilla que tiene el escritor, que se queda dormido. Éste
sueña que Jack el Destripador, el siguiente muñeco, intenta matar a
su amada. Dado que se trata de un sueño, Leni utiliza un recurso muy
interesante: convierte el escenario en una caos de forma y radicaliza
el uso del claroscuro. Por desgracia éste último episodio es el más
corto y sencillo, limitándose a filmar la persecución de Jack. Éste
es interpretado por Werner Krauss, famoso por interpretar a Caligari
y que luego interpretaría a Tartufo en Herr Tartüff,
de Murnau, y aparecería en varia películas de Georg Wilhelm Pabst.
Pero en El gabinete de las figuras de cera es totalmente
desaprovechado, ya que su actuación se limita a hacer acto de
presencia. Una lástima.
Aunque
la película tenga casi todas las características del expresionismo,
se aprecia un cierto optimismo en los finales felices y prefectos del
primer y tercer episodio (el último resulta incluso un poco ñoño).
El primer episodio además tiene un tono cómico, de forma que se
rompe el conjunto y el film resulta engañoso y edulcorado. A
diferencia de Las tres luces, no invita a reflexionar sobre
nada y carece de profundidad alguna.
Entretiene
pero no destaca en nada: expresionismo descafeinado, fotografía
corriente, puesta en escena decente, conjunto pasable pero algo
flojo.
5/10
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