jueves, 30 de abril de 2015

El frio verano del 53 (Kholodnoe leto pyatdesyat tretego, 1987) de Aleksandr Proshkin

En el verano de 1953, tras la muerte de Stalin y la deteción de Lavrenti Beria, el gobierno soviético promulga el decreto "Sobre la amnistía" que libera de los campamentos de trabajo a miles de presos. En una remota aldea del norte se esconden dos de ellos, el ingeniero Nikolai Starobogatov, acusado de ser espía inglés, y el capitán de un regimiento de reconocimiento Sergei Basargin, denostado por haber sido prisionero en un campo nazi y después de fugarse haberse reincorporado a sus tropas.


El frio verano del 53 es una mirada atrás hacia la época de la desestalinización, una película abiertamente política que trata de captar los aciertos y los errores de la nueva política soviética. Se centra en la amnistía a los presos políticos, pero también presos comunes. Un grupo de delincuentes amnistiados atacan un pueblo de pescadores para robar todo cuanto puedan. Los 2 presoso políticos que se encontraban refugiados en el pueblo son los que se encargan de defenderlo y los que, al final, se convierten en héroes. Se trata de captar la injusticia que se cometió con ellos, pues fueron calificados de traidores, y de cambiar su imagen por la de víctimas y de patriotas sacrificados.


También se podría hacer una analogía entre los asaltantes y los capitalista, pues su líder carga contra el socialismo con un argumento propio de los anticomunista, que el comunismo reparte pobreza, y después hace un llamamiento a coger cuanto uno quiera de los demás, o sea, lo que los comunistas entienden que hace la clase burguesa al explotar el trabajador y apropiarse de su trabajo. De todas formas, me ha parecido una película un tanto simplona, pero también puede ser debido a que, debido a mi desconocimiento del tema, no capte todas las referencias y críticas.


Para mi, lo mejor de la película es el apartado técnico: la puesta en escena, con localizaciones bellísimas en escenarios naturales y una aldea de pescadores; el uso predominante de sonidos en la banda sonora y la fotografía en tonos verdes y azules en exteriores, y grises y marrones en interiores. Me molesta un poco la música, demasiado ochentera para mi gusto.


En definitiva, un estimable ejercicio de justicia histórica y un tratamiento formal notable para una película interesante y entretenida.


7/10


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