martes, 21 de abril de 2015

El doctor Mabuse (Dr. Mabuse, der Spieler, 1922) de Fritz Lang

La primera versión cinematográfica del Dr. Mabuse consta de dos partes: “El gran jugador” y “El infierno”. El doctor Mabuse es un villano que no se siente atraído por los bienes materiales, sino por el placer que le proporciona jugar con el destino de los hombres.


Mabuse es un personaje muy interesante, es un hombre excesivamente manipulador, que tiene poderes de hipnosis sobrenaturales pero que, sin embrago, esta humanizado hasta cierto punto. Su maldad es producto de un vacío espiritual y emocional que solo le permite disfrutar de la manipulación de los demás. Pero además, cuando pierde sufre y cuando gana lo celebra, algo que aunque parece obvio, la exageración de la maldad de los villanos del cine lo hace hasta raro.


El fiscal cumple con el prototipo de héroe: es honrado, trabajador y valiente. Aunque su personaje no levante demasiado interés, Lang consigue construir un duelo intelectual entre ambos protagonistas entretenidísimo y muy bien hilado, algo muy apreciable dada la complejidad de las tramas de Mabuse. Eso si, sus más de 4 horas la hacen demasiado larga. La trama se podría haber resulto más rápidamente y sin dar tantas vueltas. Por suerte, el buen hacer de Lang detrás de la cámara, el interesantísimo villano y el clímax final elevan el conjunto y evitan que el metraje obstaculice demasiado su visionado.


En el apartado técnico destaca sobretodo el montaje, especialmente en el primer acto, que fue admirado y analizado por el mismísimo Eisenstein. Tiene una fotografía excelente y a unas actuaciones de altura, sobretodo Rudolf Klein-Rogge, que parecía hecho para interpretar a Mabuse, verdaderamente hipnótico.

Película sobresaliente en casi todo, pero lastrada por su largo metraje.

8/10


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