El
portero de un lujoso hotel, un anciano orgulloso de su trabajo y
respetado por todos, es bruscamente degradado a mozo de los lavabos.
Privado de su antiguo trabajo y del uniforme que le identifica,
intenta ocultar su nueva condición, pero su vida se va desintegrando
lentamente.
Murnau,
bajo la influencia del Kammerspielfilm, filmó El último,
película que de acuerdo con este nuevo “movimiento” es capaz de
narrar toda la trama sin utilizar intertítulos, algo que volvería a
repetir con Sunrise. Con ésta película Murnau se distancia
del expresionismo abandonando hasta cierto punto algunos de sus
preceptos. El escenario no se deforma, sino que imita la realidad, se
minimiza el uso del claroscuro y no aparecen personajes siniestros ni
tampoco ningún “doppelgänger” o “doble”. Por otro lado,
Jannings actúa de forma errática y exagerada al estilo
expresionista, escaleras, pasillos y espejos aparecen constantemente
y muchos de los tópicos del expresionismo aparecen en los sueños
(se deforma la puerta giratoria, se transforma a los trabajadores del
hotel en seres excéntricos, se deforma la imagen y se utiliza el
claroscuro).
Destaca
el uso de la cámara desencadenada (así es como los alemanes
llamaban la cámara móvil), recurso muy reciente que Murnau aplica a
la perfección, construyendo escenas verdaderamente memorables. Por
todos es conocido el talento plástico de Murnau, que supera incluso
al de Lang. De recuerdo es toda la escena del sueño y, sobretodo, la
de la puerta giratoria alargada sobre un fondo absolutamente oscuro
en el que asoma la figura del orgulloso portero, o la de el hotel
Atlantic desmoronándose sobre el mismo portero. Murnau además
utiliza el encuadre para subrayar el ánimo de Jannigs, filmando
desde arriba mientras se mantiene feliz y orgulloso y en picado
cuando todo se le cae encima.
Jannings
hace la que posiblemente sea su interpretación más recordada y
Murnau construye un relato que avanza con cierta lentitud pero sin
fisuras. El uso constante de símbolos (la chaqueta, el botón, el
paraguas, las puertas del váter, etc.) enriquece el conjunto y le da
mayor fuerza dramática a los acontecimientos, los subraya. Los
símbolos, los sueños y delirios y la actuación de Jannigs sirven a
la perfección para describir la psique del protagonista en todos sus
matices y expresar la magnitud de su tragedia.
El
último es una película sobre las apariencias y su frágil falsedad
que lleva a una tragedia inevitable. Jannings se siente orgulloso y
se mueve y comporta casi como un señor rico y engreído. De hecho,
todo el mundo lo trata como si lo fuera, pero sólo como reacción a
su propia conducta y al magnetismo de su pomposo traje. Es pobre como
una rata, al igual que todos sus vecinos y su orgullo y felicidad
solo se sustenta en la falsa suntuosidad de su traje. El hecho de
perder su traje significa para él lo mismo que para un rico perder
su fortuna, significa perder la honra, su fama, su dignidad y caer en
lo más bajo de la jerarquía social. Pero con la diferencia que
Jannings ya se encontraba en lo mas bajo de la jerarquía social y
esa dignidad solo era un fantasma. También levanta a flote la
cuestión de la dignidad y al felicidad basada en la lucha de clases
y retrata el despreció de los pobres por su propia clase social
mientras estos envidian a los ricos y su orgullo natural. Una
pensamiento aberrante y construido socialmente y que, por desgracia,
se podría decir que es intemporal.
Todo
un clásico y un imprescindible del cine mudo. De lo mejor que filmó
Murnau, y eso ya es mucho.
9/10
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