viernes, 27 de marzo de 2015

Las tres luces (Der Müde Tod, 1921) de Fritz Lang

Dos jóvenes enamorados viajan en diligencia y, de repente, se une a los viajeros un misterioso desconocido. El vehículo se detiene en una posada, y el desconocido desaparece con el joven. La muchacha busca desesperadamente a su novio y, cuando descubre que es la Muerte quien se lo ha llevado, le implora que se lo devuelva. La Muerte le muestra tres velas (vidas) a punto de extinguirse y le explica que sólo podrá recuperarlo si logra salvar alguna de ellas.


Der Müde Tod es una película sobre la muerte, pero trata el tema de una forma un tanto superficial. De labios de la protagonista se enuncia la pregunta ¿es el amor más fuerte que la muerte? Es decir, ¿podemos nosotros imponer nuestra voluntad a la del destino? Pero la cuestión del destino si no se tienen creencias religiosas resulta un debate vacío. Aún así se agradece que una película de la época profundice en su tema y pretenda hacer reflexionar. I debemos agradecerle aún más a ésta película por despertar el interés de Buñuel en el cine.


El hecho de que la protagonista sea incapaz de salvar a su marido en las 3 historias da una visión pesimista de la vida: la vida nos depara un destino trágico y nosotros no podemos hacer nada por impedirlo. Pero tras el sacrificio de la protagonista, en que se niega a entregarle el niño y la muerte, deidad desencantada de su ingrato trabajo y comprometida con sus “víctimas, a las que compadece, se conmueve y le concede su deseo de devolverle su marido. Ésto abre la puerta a la esperanza, pero no se trata tampoco de un final feliz, sino más bien de un final amargo.


La película destaca por su belleza pictórica. Lang tenia un gran dominio de la puesta en escena y del claroscuro, hecho que demuestra en escena como la de la entrada en la cripta o la de la cripta misma, entre otras. Destacan también los efectos especiales, sobretodo la escena del ejército en miniatura, que reconozco que me sorprendió y me hizo gracia. De hecho, Las tres luces tiene varias escenas para el recuerdo, como la de las almas entrando a la cripta o la del viaje en alfombra, entre las ya mencionadas. Todas las apariciones de la muerte destacan bastante dado lo interesante del personaje, pues nos muestra a una muerte diferente, compasiva, dolorida y melancólica, y debido también a la enorme interpretación de Bernhard Goetzke, que se impone y domina cada una de sus escenas.


El gusto por lo exótico de Lang queda perfectamente plasmado, situando las historias en tres lugares y épocas distintos, algo que además tiene una función dentro del film, que es advertir de la universalidad del tema que trata, la muerte. Las historias resultan excesivamente simples y parecidas. Todas ellas siguen el mismo patrón, resultando excesivamente repetitiva, redundante y, por extensión, algo aburrida. Por otro lado, los escenarios de estos lugares resultan correctos, excepto el episodio de China, que es bastante pobre e infiel en la reproducción de sus escenarios y ridículo en los vestuarios (sobretodo en el mago y la protagonista). Los mejores escenarios son, sin lugar a dudas, los de la cripta.


En definitiva, aunque con una puesta en escena bastante buena, resulta un tanto irregular, menos profunda de lo que se cree y un poco sobrevalorada. Para mi, no se encuentra entre las mejores películas del Lang mudo y menos del expresionismo alemán. Interesante, entretenida y bien realizada.


7/10


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