sábado, 25 de abril de 2015

La caza salvaje del Rey Staja (Dikaya okhota korolya Stakha, 1979) de Vasili Rubinchik

Un joven estudiante llega a un palacio en un recondito distrito de la rusia imperial investigando en folclore de la zona. Pronto se verá envuelto en los misterios que atenazan a la dueña del lugar y a todos los que la rodean.


Esta película es una de las pocas películas de terror que se filmaron en la Unión Soviética. El resultado es bastante ambiguo: tiene grandes virtudes pero también fallos bastante graves. Lo primero que destaca es la puesta en escena. Los escenarios son perfectos, la vieja mansión y la plana bielorrusa invadida por la niebla crean una atmósfera opresiva y triste, que subraya la decadencia de la familia maldita y el miedo que reina en la región a los ataques del espíritu del Rey Staja. El vestuario cumple con su cometido y el maquillaje a veces subraya lo fantasmagórico, con rostros pálidos y con sombras gruesas en los ojos, como se hizo a veces en el expresionismo alemán.


El uso del sonido es también perfecto: los sonidos ambientales tienen superioridad frente la música, que normalmente suena solo de fondo y solo se intuye. La fotografía se compone de claroscuros, la enorme cantidad de sombras y la oscuridad reinante hace que muchas veces ni siquiera podamos distinguir el fondo del escenario. Por otro lado, los colores son normalmente apagados, pero bastante llamativos. Eso sí, molesta un poco el hecho que muchos planos contenga algún elemento en primer plano lo suficientemente cerca como para aparecer desenfocados y que no aportan nada a la trama ni al plano.


El problema del film radica en muchas escenas que, buscando lo excéntrico (o no), caen en el ridículo. Además, contiene muchas escenas que, dependiendo del espectador, pueden verse estúpidas o no. Las actuaciones no son nada del otro mundo, solo cumplen (aunque sus personajes tampoco dan para mucho mas), y la trama puede resultar un poco confusa. La trama, además, resulta un poco tópica y no sorprende demasiado. Las transiciones entre planos resultan un poco bruscas, la duración de los planos es bastante irregular, algo que contribuye a construir una atmósfera de tensión y rareza pero que a veces descoloca y resulta molesto.


En definitiva, una película curiosa, interesante, muy entretenida y que posee grandes virtudes pero también grandes fallos. Para pasar un buen rato.


7/10


No hay comentarios:

Publicar un comentario