domingo, 3 de mayo de 2015

Hermano (Brat, 1997) de Aleksey Balabanov

Danila Bagrov acaba de volver de su estancia en el ejército y no consigue encontrar un destino para su vida. Vaga por las calles a la deriva acompañado de su inseparable reproductor de CDs. De vuelta al hogar, su madre no deja de hablarle maravillas de su hermano Viktor, que vive en San Petersburgo. Siguiendo el consejo de su progenitora, Danila acude finalmente al encuentro del hermano y pronto descubre cuáles son exactamente las actividades a las que se dedica.


El personaje de Danila es bastante complejo y extraño. Se trata de un chico desubicado que no entiende del todo la sociedad y se deja llevar. No tiene una moral clara, sus únicos intereses parecen ser la música, su pareja, las amistades y la familia, pero todos le son prescindibles. Su moral es contradictoria, mata sin remordimientos pero también defiende al débil, a la vez que es capaz de abandonarlo. Como demuestra el final, le mueve una cierta ambición, pero es una ambición vacía, porque no persigue ningún objetivo claro, ni siquiera le interesa el dinero. Actúa en el momento, sin pensar en el futuro y moviéndose impulsivamente; tal vez por eso no tiene consideraciones morales y hace el bien y el mal indistintamente.


Hermano funciona como un retrato de la Rusia pos-soviética y de los problemas que llevo el capitalismo y la de su mala implantación: pobreza (encarnada en el personaje del alemán), delincuencia (el propio Danila), mafias; así como otros problemas tal vez independientes del momento histórico, como la violencia de género. Todo ello confluye para construir una Rusia decadente una generación perdida en torno a Danila. Los escenarios, con esa San Petersburgo tan decadente y ruinosa, la fotografía en tonos fríos y el frecuente clima nublado, contribuyen a la perfección a construir esa imagen de Rusia.


El personaje de Danila puede tener muchos significados. Puede ser una personificación de la decadente Rusia, ahora joven y desubicada en un mundo nuevo que no comprende. También podría tratarse de una personificación del capitalismo y sus ambigüedades, su falta de moral y su salvaje individualismo egoísta, que actúa solo a corto plazo y con los intereses por delante, por ambiguos e indefinidos que sean, aunque puede ser caritativo y compasivo de vez en cuando. Pero si hilamos un poco más fino, tambien se podria entender como la personificación de una Rusia que asume el nuevo sistema, con todas sus contradicciones e inmoralidades, pero continua si dejarse vencer ni avasallar: el mismo Danila manifiesta sus ganas en nombre de Rusia de derrotar a los Estados Unidos y muchos comunistas acusan a los grandes capitales de “mafia legalizada”, por lo que Danila simbolizaría a Rusia dentro de esa mafia pero que mantiene su rivalidad y ambición de victoria asumiendo todas las ambigüedades del capitalismo, con todas sus contradicciones antes citadas.


Dicha profundidad podría ser tan real como aparente, pero lo cierto es que Hermano es una película magnética, atrayente. Su salvajismo y suciedad confluyen con una cierta melancolia y nostalgia para construir una película bastante romántica, y que a la vez resulta atractiva por la ambigüedad moral que capta. En definitiva, una película muy interesante y entretenida y con un carácter muy particular.


8/10


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