lunes, 2 de marzo de 2015

Boyhood (ídem, 2014) de Richard Linklater

Drama filmado a lo largo de 12 años (2002-2013) pero únicamente en 39 días de rodaje. Es la historia de Mason (Ellar Coltrane) desde los seis años y durante una década poblada de cambios: mudanzas y controversias, relaciones que se tambalean, bodas, diferentes colegios, primeros amores, también desilusiones, momentos maravillosos, de miedo y de una constante mezcla de desgarro y sorpresa. Un viaje íntimo y épico por la euforia de la niñez, los sísmicos cambios de una familia moderna y el paso del tiempo.


Boyhood no utiliza una trama al uso sino que utiliza uno personajes relativamente pasivos que se mueven según los cambios que acontecen en sus vidas, normalmente los más significativos o los que mejor describen el fluir de su vida. En este sentido la película funciona a la perfección, es capaz de captar a la perfección el paso del tiempo de forma fluida y verosímil. Todo en Boyhood se utiliza para captar la realidad, no utiliza efectismos dramáticos ni abusa de la música, que suele ser diegética.


A parte del envejecimiento de los actores, Linklater también ilustra el paso del tiempo mediante canciones, películas, libros y acontecimientos que marcaron su tiempo y te sitúa en un contexto histórico que todos conocemos y no hace recordar y revivir momentos del pasado. El singular recurso de Boyhood y la buena mano Linklater le da un toque especial a la película, resulta siempre conmovedora e interesante. A pesar de su larga duración la película no se hace para nada larga.


Como retrato de la madurez y el paso del tiempo funciona a la perfección (ver pasar 12 años de vida en casi 3 horas de forma fluida resulta extraordinario y a la vez sobrecogedor). Pero resulta algo decepcionante que un proyecto tan ambicioso se quedara en una pequeña reflexión sobre la fugacidad de la vida y el tiempo y la necesidad de atraparlo en todo momento, de vivir el presente. Un carpe diem en toda regla.

La película no hace alarde de un talento visual especial, lo que no es ni un defecto ni una virtud. A la vez lo hecho de menos y a la vez me parece lo más correcto teniendo en cuenta el afán de realismo que busca su autor. Destacaría sobretodo la labor de Ethan Hawke y Patricia Arquette, que están geniales. Arquette incluso llega a adueñarse de la trama y no habrá pocos que se quedarán mas con ella y verán en Boyhood una película sobre esa madre sufrida. Por otro lado, Ellar Coltrane y Lorelei Linklater están perfectos al inicio pero van perdiendo fuelle con el tiempo. Al final del recorrido sus personajes resultan un tanto sosos y poco inspirados.


En resumen, una película emotiva, curiosa, bien conseguida pero un tanto desaprovechada.

8/10


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