Suntuosa
recreación histórica que fue calificada como 'la película más
grande de todos los tiempos'. El Enrique VIII robusto, brutal y cruel
de Emil Jannings contrasta con la inocencia de la Ana Bolena de Henny
Porten. Dos arquitectos dirigieron la construcción de las réplicas
de la Torre de Londres, el Castillo de Windsor y la Abadía de
Westminster. Intervinieron 5.000 extras.
He
de reconocer Ana Bolena me ha sorprendido, y para bien. Me ha
sorprendido la complejidad psicológica de los personajes, algo poco
habitual en el cine mudo más temprano. Enrique VIII es un rey
megalómano, pervertido, insolente y despreocupado. Utiliza a las
mujeres para su propio placer, tanto físico como psíquico, pues su
complejo de grandeza le lleva a utilizar y demostrar continuamente su
poder y las mujeres se convierten en un vehículo para ello. Por el
otro lado, Ana es una mujer inocente y dócil que, enamorada de un
caballero, rechaza a Enrique y desde entonces se convierte en su
blanco principal.
La
megalomanía de Enrique llega a tal punto que acaba desafiando el
Vaticano y la moral cristiana del momento por un simple capricho
creando su propia Iglesia para poder divorciarse. Aunque hasta ese
momento sólo se había ridiculizado al monarca y su exagerada
inmoralidad, tras conseguir su objetivo Lubitsch humaniza al
personaje. Vemos a un Enrique sinceramente preocupado por tener un
hijo varón y que, cuando tiene un hijo, se muestra impotente, débil
y deshonrado. Entonces su atracción por Ana desaparece, la desprecia
desplazando sus propios miedos de impotencia hacia ella, y se refugia
en otra mujer.
Es
entonces cuándo llega el momento de Ana de volucionar. Aunque ya
empezaba a dejar su temperamento inocente tras las vejaciones a las
que es sometida por Enrique y la corte, al ser despreciada e ignorada
por éste Ana se vuelve rencorosa y manipuladora. Ana busca lo mejor
para su hija, recordando el mal trato que hizo Enrique de su primera
hija tras el divorcio.
Ana
recibe la ayuda de un consejero del rey que le es afín, pero éste
acaba poniendo sus intereses por encima de los de Ana cuándo ve que
su defensa se pone difícil, traicionándola y poniendo una trampa a
su consejero rival para ganar un puesto de honor en la corte y ganar
influencia en la realeza. Se trata de un retrato bastante conseguido
de las intrigas palaciegas y de sus trágicas consecuencias.
Ana
Bolena es un drama solvente y bien realizado mucho mejor
de lo que uno espera de lo que uno espera de una película que data
del 1920.
8/10
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