jueves, 26 de marzo de 2015

Ana Bolena (Anna Boleyn, 1920) de Ernst Lubitsch

Suntuosa recreación histórica que fue calificada como 'la película más grande de todos los tiempos'. El Enrique VIII robusto, brutal y cruel de Emil Jannings contrasta con la inocencia de la Ana Bolena de Henny Porten. Dos arquitectos dirigieron la construcción de las réplicas de la Torre de Londres, el Castillo de Windsor y la Abadía de Westminster. Intervinieron 5.000 extras.


He de reconocer Ana Bolena me ha sorprendido, y para bien. Me ha sorprendido la complejidad psicológica de los personajes, algo poco habitual en el cine mudo más temprano. Enrique VIII es un rey megalómano, pervertido, insolente y despreocupado. Utiliza a las mujeres para su propio placer, tanto físico como psíquico, pues su complejo de grandeza le lleva a utilizar y demostrar continuamente su poder y las mujeres se convierten en un vehículo para ello. Por el otro lado, Ana es una mujer inocente y dócil que, enamorada de un caballero, rechaza a Enrique y desde entonces se convierte en su blanco principal.


La megalomanía de Enrique llega a tal punto que acaba desafiando el Vaticano y la moral cristiana del momento por un simple capricho creando su propia Iglesia para poder divorciarse. Aunque hasta ese momento sólo se había ridiculizado al monarca y su exagerada inmoralidad, tras conseguir su objetivo Lubitsch humaniza al personaje. Vemos a un Enrique sinceramente preocupado por tener un hijo varón y que, cuando tiene un hijo, se muestra impotente, débil y deshonrado. Entonces su atracción por Ana desaparece, la desprecia desplazando sus propios miedos de impotencia hacia ella, y se refugia en otra mujer.


Es entonces cuándo llega el momento de Ana de volucionar. Aunque ya empezaba a dejar su temperamento inocente tras las vejaciones a las que es sometida por Enrique y la corte, al ser despreciada e ignorada por éste Ana se vuelve rencorosa y manipuladora. Ana busca lo mejor para su hija, recordando el mal trato que hizo Enrique de su primera hija tras el divorcio.

Ana recibe la ayuda de un consejero del rey que le es afín, pero éste acaba poniendo sus intereses por encima de los de Ana cuándo ve que su defensa se pone difícil, traicionándola y poniendo una trampa a su consejero rival para ganar un puesto de honor en la corte y ganar influencia en la realeza. Se trata de un retrato bastante conseguido de las intrigas palaciegas y de sus trágicas consecuencias.


Ana Bolena es un drama solvente y bien realizado mucho mejor de lo que uno espera de lo que uno espera de una película que data del 1920.


8/10


No hay comentarios:

Publicar un comentario