Después
de hacerse famoso interpretando en el cine a un célebre superhéroe,
la estrella Riggan Thomson (Michael Keaton) trata de darle un nuevo
rumbo a su vida, luchando contra su ego, recuperando a su familia y
preparándose para el estreno de una obra teatral en Broadway que le
reafirme en su prestigio profesional como actor.
Mediante
unos personajes memorables, perfectamente definidos y interpretados
Iñarritu relata una lucha de egos por el éxito y el reconocimiento
profesional y artístico. Keaton interpreta a la estrella venida a
menos que quiere recuperar el prestigio haciendo “verdadero arte”,
Edward Norton al actor talentoso pero prepotente, insoportable y con
ansias de control, la
crítica teatral pretenciosa y amargada que odia todo lo que suene a
espectáculo o celebridad,
Naomi
Watts como la joven actriz que obtiene una oportunidad en Broadway,
etc. Aunque
pueden parecer algo tópicos, están perfectamente definidos y son
perfectos para captar la esencia del turbio mundo del teatro y el
cine.
Riggan
se cree un actor talentoso y desaprovechado y pretende demostrar todo
lo que sabe hacer. Aunque su autoestima no pasa por su mejor momento,
no por ello su ego decae, pues se cree un incomprendido y Iñárritu
lo simboliza con unos supuestos superpoderes que solo el puede ver y
que nos recuerda que el fantasma de Birdman aún ronda la mente de
Riggan y, a la vez, que ésta es especialmente frágil. Es increíble
lo mucho que muestra Iñárritu con tan poco, pues todo lo dicho
aparece en la secuencia inicial. Efectivamente,
Riggan
aún tiene a Birdman en la cabeza, que le recuerda continuamente sus
dudas sobre el proyecto que tiene entre manos y le insta a dejarlo
para volver al cine de espectáculo.
Mientras
tiene que lidiar con el mundo del teatro, que le es hostil. Primero
Iñárritu lo escenifica mediante el personaje de Norton, actor
talentoso y prestigioso que por ello se ve legitimado para despreciar
el trabajo de otros y adueñarse de él, como intenta hacer con la
obra de Riggan. En
segundo lugar, la crítica más prestigiosa de Nueva York, que odia
el mundo del “cine-espectáculo” y cree que el teatro se ha
mantenido alejado de esa “lacra”, y por ello pretende destruir la
obra de Riggan y todo lo que ella representa para “mantener a
salvo” el teatro. Las
debilidades y contradicciones de ambos personajes quedan
perfectamente
retratadas: Mike resulta un hombre vacío que sólo es capaz de vivir
mediante el teatro y la crítica al final sucumbe ante un “truco
vanguardista” que está más cerca del espectáculo que del
verdadero arte, revelando su falta de criterio.
La
dimensión más íntima de Riggan es, a mi parecer, la peor llevada,
pues sólo nos muestra su fracaso como padre a través de su hija
ex-drogadicta y nos recuerda de forma un tanto vaga su fracaso
matrimonial. Riggan abandonó su tarea de padre, al igual que
Iñárritu abandona esta dimensión suya.
Todos
estos conflictos exteriores y interiores, junto con el azar, parecen
conspirar contra Riggan para dejarlo caer al más oscuro de los
abismos, para que se rinda y deje sus pretensiones, en una escena
que, todo sea dicho, me parece de las menos inspiradas de la película
(me refiero a la escena en que Riggan se cree otra vez Birdman).
La
clausura del conflicto, sea intencionada o azarosa, constituye una
potente crítica tanto al “arte” cómo al “espectáculo”.
No
es una coincidencia que Iñárritu escogiera a Keaton y a Norton para
sus respectivos papeles, y eso le añade una nueva dimensión a la
película que resulta curiosa y efectiva, uniendo realidad con
ficción. El tono tragicómico del film la va como un guante y la
labor de Emmanuel Lubezki es memorable. Filmar una película a en
planos tan largos y a la vez demostrar ese enorme talento visual que
tiene es una verdadera proeza. Eso sí, salvo por captar los nervios
y la tensión de los días antes al estreno, el recurso no es
especialmente útil ni tiene razón de ser. Estoy seguro que muchas
escenas podría resolverse mejor con planos más cortos.
En
definitiva, un película casi redonda y perfectamente ejecutada y
interpretada.
9/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario