viernes, 27 de marzo de 2015

Las tres luces (Der Müde Tod, 1921) de Fritz Lang

Dos jóvenes enamorados viajan en diligencia y, de repente, se une a los viajeros un misterioso desconocido. El vehículo se detiene en una posada, y el desconocido desaparece con el joven. La muchacha busca desesperadamente a su novio y, cuando descubre que es la Muerte quien se lo ha llevado, le implora que se lo devuelva. La Muerte le muestra tres velas (vidas) a punto de extinguirse y le explica que sólo podrá recuperarlo si logra salvar alguna de ellas.


Der Müde Tod es una película sobre la muerte, pero trata el tema de una forma un tanto superficial. De labios de la protagonista se enuncia la pregunta ¿es el amor más fuerte que la muerte? Es decir, ¿podemos nosotros imponer nuestra voluntad a la del destino? Pero la cuestión del destino si no se tienen creencias religiosas resulta un debate vacío. Aún así se agradece que una película de la época profundice en su tema y pretenda hacer reflexionar. I debemos agradecerle aún más a ésta película por despertar el interés de Buñuel en el cine.


El hecho de que la protagonista sea incapaz de salvar a su marido en las 3 historias da una visión pesimista de la vida: la vida nos depara un destino trágico y nosotros no podemos hacer nada por impedirlo. Pero tras el sacrificio de la protagonista, en que se niega a entregarle el niño y la muerte, deidad desencantada de su ingrato trabajo y comprometida con sus “víctimas, a las que compadece, se conmueve y le concede su deseo de devolverle su marido. Ésto abre la puerta a la esperanza, pero no se trata tampoco de un final feliz, sino más bien de un final amargo.


La película destaca por su belleza pictórica. Lang tenia un gran dominio de la puesta en escena y del claroscuro, hecho que demuestra en escena como la de la entrada en la cripta o la de la cripta misma, entre otras. Destacan también los efectos especiales, sobretodo la escena del ejército en miniatura, que reconozco que me sorprendió y me hizo gracia. De hecho, Las tres luces tiene varias escenas para el recuerdo, como la de las almas entrando a la cripta o la del viaje en alfombra, entre las ya mencionadas. Todas las apariciones de la muerte destacan bastante dado lo interesante del personaje, pues nos muestra a una muerte diferente, compasiva, dolorida y melancólica, y debido también a la enorme interpretación de Bernhard Goetzke, que se impone y domina cada una de sus escenas.


El gusto por lo exótico de Lang queda perfectamente plasmado, situando las historias en tres lugares y épocas distintos, algo que además tiene una función dentro del film, que es advertir de la universalidad del tema que trata, la muerte. Las historias resultan excesivamente simples y parecidas. Todas ellas siguen el mismo patrón, resultando excesivamente repetitiva, redundante y, por extensión, algo aburrida. Por otro lado, los escenarios de estos lugares resultan correctos, excepto el episodio de China, que es bastante pobre e infiel en la reproducción de sus escenarios y ridículo en los vestuarios (sobretodo en el mago y la protagonista). Los mejores escenarios son, sin lugar a dudas, los de la cripta.


En definitiva, aunque con una puesta en escena bastante buena, resulta un tanto irregular, menos profunda de lo que se cree y un poco sobrevalorada. Para mi, no se encuentra entre las mejores películas del Lang mudo y menos del expresionismo alemán. Interesante, entretenida y bien realizada.


7/10


jueves, 26 de marzo de 2015

Ana Bolena (Anna Boleyn, 1920) de Ernst Lubitsch

Suntuosa recreación histórica que fue calificada como 'la película más grande de todos los tiempos'. El Enrique VIII robusto, brutal y cruel de Emil Jannings contrasta con la inocencia de la Ana Bolena de Henny Porten. Dos arquitectos dirigieron la construcción de las réplicas de la Torre de Londres, el Castillo de Windsor y la Abadía de Westminster. Intervinieron 5.000 extras.


He de reconocer Ana Bolena me ha sorprendido, y para bien. Me ha sorprendido la complejidad psicológica de los personajes, algo poco habitual en el cine mudo más temprano. Enrique VIII es un rey megalómano, pervertido, insolente y despreocupado. Utiliza a las mujeres para su propio placer, tanto físico como psíquico, pues su complejo de grandeza le lleva a utilizar y demostrar continuamente su poder y las mujeres se convierten en un vehículo para ello. Por el otro lado, Ana es una mujer inocente y dócil que, enamorada de un caballero, rechaza a Enrique y desde entonces se convierte en su blanco principal.


La megalomanía de Enrique llega a tal punto que acaba desafiando el Vaticano y la moral cristiana del momento por un simple capricho creando su propia Iglesia para poder divorciarse. Aunque hasta ese momento sólo se había ridiculizado al monarca y su exagerada inmoralidad, tras conseguir su objetivo Lubitsch humaniza al personaje. Vemos a un Enrique sinceramente preocupado por tener un hijo varón y que, cuando tiene un hijo, se muestra impotente, débil y deshonrado. Entonces su atracción por Ana desaparece, la desprecia desplazando sus propios miedos de impotencia hacia ella, y se refugia en otra mujer.


Es entonces cuándo llega el momento de Ana de volucionar. Aunque ya empezaba a dejar su temperamento inocente tras las vejaciones a las que es sometida por Enrique y la corte, al ser despreciada e ignorada por éste Ana se vuelve rencorosa y manipuladora. Ana busca lo mejor para su hija, recordando el mal trato que hizo Enrique de su primera hija tras el divorcio.

Ana recibe la ayuda de un consejero del rey que le es afín, pero éste acaba poniendo sus intereses por encima de los de Ana cuándo ve que su defensa se pone difícil, traicionándola y poniendo una trampa a su consejero rival para ganar un puesto de honor en la corte y ganar influencia en la realeza. Se trata de un retrato bastante conseguido de las intrigas palaciegas y de sus trágicas consecuencias.


Ana Bolena es un drama solvente y bien realizado mucho mejor de lo que uno espera de lo que uno espera de una película que data del 1920.


8/10


miércoles, 25 de marzo de 2015

El estudiante de Praga (Der student von Prag, 1913) de Paul Wegener y Stellan Rye

Un estudiante, Balduin, salva a una aristócrata de morir ahogada. Se enamora de ella pero es un simple estudiante sin dinero. Se le aparece un anciano, Scapinelli, que le ofrece dinero a cambio de algo que el anciano quiera llevarse. El estudiante acepta el pacto y Scapinelli se lleva la imagen de Balduin reflejada en el espejo. Balduin se las promete feliz, sube de nivel social gracias al dinero de Scapinelli y logra enamorar a la aristócrata.


El estudiante de Praga es un precedente del expresionismo alemán, pero resulta controvertido situarla dentro de dicho movimiento. En ella se empiezan a vislumbrar las influencias de Max Reinhardt, más allá de que parte de su reparto (y el propio director, Paul Wegener) provengan de su compañía de teatro. La película empieza a utilizar la luz y el claroscuro de forma expresiva, como en la escena del juego de cartas (tal vez la mejor de la película) y, más sutilmente, en las proyecciones de sombras que le dan a la película un tono oscuro y terrorífico.


Se trata de una película fantástica de terror muy al estilo germánico, dado que la trama gira alrededor del dopplëganger, de la brujeria y utiliza escenarios muy propios del romanticismo alemán: calles antediluvianas o cementerios. Todo ésto son características muy propias del cine expresionista, pero el uso que hace del claroscuro es bastante residual de forma que se acerca al cine mudo más convencional. Aún así hay que recordar que Caligari no llegaría a los cines hasta siete años después.


La película en sí sólo destaca por estar avanzada a su tiempo. Ahora mismo sus personajes resultan simplones y su trama redundante y repetitiva, de forma que aburre un poco. Además, el personaje de la aventurera no aporta nada y sólo alarga la película innecesariamente. Pero la película data de 1913, El nacimiento de una nación tardaría dos años en estrenarse y el cine de Méliés continuaba siendo lo más destacables de la reciente historia del cine.



Por lo tanto, se trata de una película muy buena para la época y que se mantiene relativamente fresca e interesante, al menos muchos más que las demás películas que se hacían por ese entonces. Resulta también interesante como predecesora del expresionismo.


6/10


martes, 24 de marzo de 2015

El cuento de la princesa Kaguya (Kaguya-hime no Monogatari, 2013) de Isao Takahata

Basada en un cuento popular japonés anónimo del siglo IX, "El cortador de bambú". La historia comienza cuando una pareja de ancianos campesinos encuentran a una niña diminuta dentro de una planta de bambú, y deciden adoptarla como si fuera su hija. Convertida rápidamente en una hermosa mujer, es pretendida por muchos hombres, incluido el emperador.


El cuento de la princesa Kaguya es una de las obras cumbres del Estudio Ghibli, se trata de una de las películas más bellas del cine de animación, tanto en lo visual como en lo estrictamente argumental. Esto se debe a su peculiar estilo pictórico y la buena mano que tiene Takahata (así como el resto de cineastas de Ghibli) para tocar la fibra sensible y emocionar.

Kaguya, que un su cuento original era una explicación mitológica a las erupciones del monte Fuji, Takahata excluye la parte final del cuento para convertir la película en una alegoría del ciclo de la vida que, dicho sea de paso, muestra una visión de la vida bastante pesimista. La infancia de Kaguya es su etapa de la vida más feliz. Vive en armonía con la naturaleza y es libre de hacer lo que quiera en un ambiente informal y desenfadado con su grupo de amigos. Pero cuando empieza a madurar y sus padres deciden que Kaguya se convierta en una princesa, éstos la sumen en un mundo que no le es grato.


Las normas sociales y de conducta que cobran importancia con la madurez limitan las posibilidades de Kaguya de ser feliz, limitan su libertad para actuar y vivir tal como quiere y la separan de quiénes más aprecia después de sus padres. El hecho de que Kaguya viva para los demás (concretamente sus padres) y no para sí misma es lo que la hace infeliz. Sus padres no comprenden del todo lo que la hará feliz y ella no es capaz de desobedecerlos. Ésto la lleva a refugiarse en un mundo de fantasía, en su pasado, reproducido en miniatura en su jardín. Pero se trata de un mundo falso que sólo funciona como un placebo. Su felicidad proviene solamente de algo falso y momentáneo.


Lo único que Kaguya aprecia de este nuevo mundo es su familia y dado que casarse supondría abandonarlos, decide rechazar a toda costa a aquellos pretendientes que no la amen realmente. Pero las normas sociales de la época impiden que los pretendientes tengan contacto antes de la boda, de forma que ninguno de ellos conoce realmente a Kaguya y, por consiguiente, no pueden amarla. Finalmente, con esa demanda de auxilio a la luna se cierra el ciclo de la vida, quedando la infancia como el momento cumbre y siendo la madurez y la vida adulta una decepción tras otra. La propia sociedad y sus normas represivas cortan la libertad de las personas de ser feliz, convirtiendo la felicidad en algo intangible, propio sólo de la fantasía.


El cuento de la princesa Kaguya tiene numeroso momentos para el recuerdo, muchos de ellos muy emotivos, como la huida de Kaguya a su hogar de origen o el final, entre otros. Se trata de un Carpe diem bien hecho, emotiva y expresiva como pocas películas.


9/10


viernes, 13 de marzo de 2015

Taxi Driver (ídem, 1976) de Martin Scorsese

Para sobrellevar el insomnio crónico que sufre desde su regreso de Vietnam, Travis Bickle (Robert De Niro) trabaja como taxista nocturno en Nueva York. Es un hombre insociable que apenas tiene contacto con los demás, se pasa los días en el cine y vive prendado de Betsy (Cybill Shepherd), una atractiva rubia que trabaja como voluntaria en una campaña política. Pero lo que realmente obsesiona a Travis es comprobar cómo la violencia, la sordidez y la desolación dominan la ciudad. Y un día decide pasar a la acción.


El gran pilar sobre el que se erige el clásico de Scorsese es su personaje protagonista, Travis Bickle, excelentemente interpretado por Robert De Niro. Travis es un personaje enigmático. Sabemos que tiene insomnio, pero es difícil determinar porqué. Podría ser debido a un estrés postraumático a causa de su experiencia en Vietnam, pero él asegura que tiene la conciencia limpia. También podría deberse al estrés causado por sus evidentes problemas de sociabilidad: no tiene casi amigos, se pasa el día sólo, no mantiene contacto con familiares, etc. Pero eso tampoco parece afectarle, vive relativamente cómodo en su soledad.

Esto convierte a Travis en un personaje errático, extraño, alguien que no entiende los demás, se mantiene alejado de la “normalidad”. Por ejemplo, ve pornografía como si fuera algo común y ordinario, incluso invita a Betsy en su primera cita a ver una película porno. Además, resulta paradójico que alguien como él desee que llegue “un gran diluvio que limpie de escoria la ciudad”, siendo él tan inadaptado como aquellos que repudia.


Parece que el amor que encuentra en Betsy sirve como una forma de redención, de salir de ese “pozo de inmundicia” y mejorar como persona a ojos de la sociedad. Travis menciona varias veces que para él las personas no deben dedicarse sólo a si mismas, sino que deben aportar algo a la sociedad. Pero sus problemas para socializar acaban con sus ambiciones de seducir a Betsy y eso le lleva a redimirse mediante la violencia, a limpiar la ciudad por si mismo para aportar algo a la sociedad.

Su interés por la política resulta superficial, dice estar convencido de que Palantine lo hará bien, pero no conoce nada de su programa político. Taxi Driver expresa un fuerte desencanto con la democracia: nunca sabemos de que partido es candidato Palantine, nunca conocemos el otro candidato y Palantine aparece como un populista y un vendido al darle la razón a Travis en su encuentro. Obviamente, Travis nunca tiene confianza en la política, sólo la usa como un vehículo hacia Betsy. Pero cuando Betsy lo rechaza, su odio por ella se contagia hacia la política y hacia Palantine, lo que junto a su desconfianza en la política le llevará a a intentar asesinar al candidato como primer paso para limpiar la “basura” del país.


Después de fracasar en el intento de asesinato, Iris reaparece para reconducir el objetivo de Travis de limpiar las calles de Nueva York. El dólar que recibe por parte de Sport, el chulo de Iris, se convierte en un símbolo de ese mundo podrido y su deuda con él. No lo usa nunca, se lo guarda recordándose que cuando pudo no hizo nada por defender a quien creía inocente. Por eso, cuando visita el prostíbulo lo usa para pagar su visita. Ha reiniciado su cruzada y eso salda su deuda.

Iris no acepta la salida que le propone Travis. Todos somos conscientes de que el mundo donde está metida Iris no le es beneficioso, pero también es cierto que no se la puede obligar a cambiar y a dejarlo por la fuerza. Por el motivo que sea su concepción de lo moral y lo beneficioso para si misma ha sido distorsionado. Obligarla a abandonar ese mundo no es una solución, pues ella misma no cambiará y regresará Travis no entiende esto y se decide por la vía violenta.

Ésto último junto con su desconfianza en la política y sus prejuicios hacia cierta gente de la ciudad da al personaje de Travis un cierto carácter totalitario y fascista. De hecho a la película se la acuso de ser fascista, algo que de hecho resulta bastante estúpido.


El final resulta tan enigmático como el mismo Travis. Después de la violenta secuencia del asalto al prostíbulo todo parece arreglarse, Travis es visto como un héroe, Iris vuelve a casa y vuelve a la normalidad y Betsy recupera su interés por Travis. Tras el pesimismo y la decadencia expresada durante toda la película, un final tan “perfecto” se ve fuera de lugar.

Ésto último puede deberse a que se trate de un sueño que exprese aquello que Travis creía que conseguiría al “salvar” a Iris. Pero en la escena final Travis mira por el retrovisor de forma que parece que algo ha llamado su atención, parece que su lado “heroico” se ha reactivado. Travis es una bomba de relojería que puede volver a explotar, se trata de un final cíclico pues una nueva matanza puede tener lugar. Esto también estaría fuera de lugar si simplemente se tratase de un sueño. Por lo tanto, entiendo que el final se ajusta a la realidad.


Siendo así, Scorsese lo que hace es plasmar una realidad decadente y pesimista al límite, un visión nihilista del mundo. Los valores éticos y morales más básicos dejan de ser relevantes. No sólo el mundo de Travis esta falto de moral, también la sociedad más “normal”, la del norteamericano medio. Una sociedad en la que un loco como Travis, de obvio carácter fascista, es encumbrado como un héroe no puede ser sana. Está corrompida por una democracia falsa, con políticos pasivos y ignorantes ante los males de la sociedad que sólo buscan ganar las elecciones a cualquier precio. La solución fácil y directa, la que utiliza la violencia, parece ser la única válida, tanto para los norteamericanos como a los dirigentes que eligen. De hecho, ésto mismo recuerda a la guerra de Vietnam, tan cercana en la memoria del estadounidense del momento.

El apartado técnico de Taxi Driver complementa a la perfección esa visión nihilista del mundo, con esas escenas nocturnas en las calles más conflictivas de Nueva York y esa banda sonora de jazz de Bernard Hermann que resulta tan deprimente.

Una película redonda.


9/10


miércoles, 11 de marzo de 2015

El Golem (Der Golem, wie er in die Welt kam, 1920) de Paul Wegener

En el siglo XVI, en el gueto de Praga, vivía el Rabino Löw, mago y maestro en el arte de la nigromancia. Para evitar la expulsión de los judíos, ordenada por el emperador Rodolfo II, modeló la figura de arcilla del Golem e invocó al espíritu de Astaharot para que le otorgará la vida. Sin embargo, cuando los judíos consiguen quedarse en la ciudad, y el Golem salva la vida del emperador, el rabino trata de invalidar su conjuro y quitarle la vida porque ya ha realizado su cometido. Pero cuando un sirviente, cegado de amor, se la devuelve, la figura de arcilla escapa de la influencia humana y se convierte en una amenaza.


El otro gran clásico primigenio del expresionismo alemán es El Golem, en el que aparecía el primer monstruo clásico de la historia del cine. Los decorados esta vez resultan relativamente más reales. Las casas del gueto son rígidas y de aspecto antediluviano, y se retuercen en contornos angulosos y oblicuos que recuerdan a los sombreros puntiagudos de los judíos y sus barbas. Estos decorados transmiten la realidad malsana en la que vivían los judíos, tanto en el contexto de la trama como en la realidad del momento en Alemania. Aunque estos decorados resulten efectivos, no tienen el carisma y la fuerza que si tenían los de Caligari. Además, la caracterización del Golem ahora resulta un tanto ridícula.


Aunque se acerque al realismo, Wegener continua jugando con la luz y sus posibilidades expresivas. Además, vuelve a lo fantástico y a una trama parecida a la de Caligari, en que alguien tiene el poder sobre un ser sin conciencia capaz de cualquier cosa. El Golem vuelve al tema del poder, la fuerza y sus peligros, dependiendo de quien tenga el control sobre dicha fuerza. Mientras el rabino controla el Golem éste les devuelve la libertad y la seguridad. Pero al caer en las manos equivocadas y perder el control todos lo van a pagar muy caro.


Hay que destacar también la humanidad con la que se dota al Golem. El Golem monta en colora debido al desprecio al que es sometido y se venga por ello. Sólo la inocencia y la tolerancia es capaz de parar su venganza. Nos advierte, por tanto, de los peligros del racismo y del odio.

Aunque en puesta en escena, profundidad y entretenimiento esta unos peldaños por debajo de Caligari, se trata de un clásico interesante y original.

7/10


De la mañana a la medianoche (Von morgens bis Mitternacht, 1922) de Karl Heinz Martin

El cajero de un banco en una pequeña ciudad alemana se deja seducir por el poder del dinero debido a la visita de una rica dama italiana. Desfalca 60.000 marcos y se marcha a la capital, donde intenta encontrar placer en el amor, la política, el deporte y la religión...


De la mañana a la medianoche es una de las películas que sigue más de cerca las convenciones de expresionismo junto con Caligari. Utiliza también escenarios totalmente deformados, con estructuras siniestra e irreales que nos evoca una excitación y una tensión constantes. Sin embargo, el uso continuado de fondos totalmente negros, un diseño de decorados menos inspirado y la no coloración de los fotogramas creo que pone la vertiente artística muy por debajo de Caligari y no llega para nada a sus cotas de genialidad.


Los personajes, como en Caligari, sobreactuan de forma errática y expresiva o deambulan como fantasmas en un mundo decadente, interpretaciones perfectas para el film expresionista. Los elementos fantásticos aquí están mucho menos presentes y se adecua más a la realidad relatando un historia sobre la avaricia y el poder destructivo del dinero. En este sentido la película peca de ser un poco simplona y de jugar su mejor baza en su estilo expresionista puro pero que, como ya he dicho, no llega a aprovechar del todo.


El film se sigue con interés aunque el tiempo la haya tratado un poco mal y la haya situado a un segundo plano respecto los otros grandes films del expresionismo alemán. Resulta curioso y interesante su forma de captar el expresionismo y resulta innovadora al utilizar lentes deformadoras para filmar una carrera de bicicletas, dándole sensación de velocidad y a la vez deformando la escena hacia lo siniestro e irreal.

En definitiva, una película interesante y original para todo aquel apasionado de la historia del cine, del cine mudo y más concretamente del expresionismo alemán.


6/10


martes, 10 de marzo de 2015

El mago de Oz (The Wizard of Oz, 1939) de Victor Fleming

Dorothy, que sueña con viajar "más allá del arco iris", ve su deseo hecho realidad cuando un tornado se la lleva con su perrito al mundo de Oz. Pero la aventura sólo acaba de comenzar: tras ofender a la Malvada Bruja del Oeste (Margaret Hamilton), aconsejada por la Bruja Buena del Norte (Billie Burke), la niña se dirige por el Camino Amarillo hacia la Ciudad Esmeralda, donde vive el todopoderoso Mago de Oz, que puede ayudarla a regresar a Kansas. Durante el viaje, se hace amiga del Espantapájaros (Ray Bolger), el Hombre de Hojalata (Jack Haley) y el León Cobarde (Bert Lahr). El Espantapájaros desea un cerebro, el Hombre de Hojalata quiere un corazón, y el León, el coraje que le falta; convencidos de que el Mago también les puede ayudar a ellos, deciden unirse a Dorothy en su odisea hasta la Ciudad Esmeralda.


El mago de Oz me ha parecido una de las películas más estúpidas, cursis y infantiloides que he visto. Si, es una película infantil, pero está tan cargada de optimismo, inocencia y buenas intenciones que resulta cargante e irritante. Los escenarios y los sobreactuadísimos personajes son una perfecta muestra de ello. Puede que guste a los niños, pero si no fue la película de tu infancia creo que la buena experiencia no se volverá a repetir. Además, me gustan muy pocos musicales y este no ha sido una excepción.


La película tiene varios mensajes. Primero, no se está en ningún lugar como en casa y hay que querer y respetar a nuestros amigos y familiares. Tópico pero bien. Segundo, todos tenemos que madurar y arreglar nuestros problemas por nosotros mismos utilizando el cerebro, el corazón y la valentía. Éste estaría bien si no fuera porque Dorothy en ningún momento resuelve nada por sí misma, todo lo que soluciona o lo hace por suerte o lo hace sólo gracias a otra persona. Se trata de un personaje enormemente pasivo que se pasa la película quejándose y lloriqueando que no evoluciona en ningún momento, nunca vemos esa supuesta madurez, al final sigue siendo el mismo irritante personaje del principio. I tercero, el mejor lugar es el mundo real y no hay que refugiarse en un mundo de fantasía. Esto estaria bien si no fuera que la misma realidad parece un mundo de fantasia perfecto. Se supone que la trama se situa en la Gran Depresión en Kansas y que la granja es parcialmente destruida por un tornado. Nada de éste drama se refleja en la película, aunque sea sutilmente. Parece que todos ellos vivan en el país de la piruleta. ¿Entonces para qué querer viajar a un mundo de fantasía si ya se vive en él?


Tengo que mencionar también que el problema del perro y la vecina no se soluciona nunca, aunque parece que al final ya nadie se acuerda ni le importa. Un fallo de guión bastante grave. En resumen, tonta, cursi, infantiloide, engañosa y moralmente reprobable. No me parece que a los niños se les tenga que transmitir la idea de un mundo tan rematadamente perfecto, inocente, lleno de buenas intenciones y golpes de suerte que hacen vencer siempre al bueno sin que este haga nada.


3/10


jueves, 5 de marzo de 2015

El gabinete del doctor Caligari (Das Kabinett des Dr. Caligari, 1920) de Robert Wiene

Sentado en un banco de un parque, Francis anima a su compañero Alan para que vayan a Holstenwall, una ciudad del norte de Alemania, a ver el espectáculo ambulante del doctor Caligari. Un empleado municipal que le niega al doctor el permiso para actuar, aparece asesinado al día siguiente. Francis y Alan acuden a ver al doctor Caligari y a Cesare, su ayudante sonámbulo, que le anuncia a Alan su porvenir: vivirá hasta el amanecer.


El gabinete del doctor Caligari es una película irremediablemente atada a su tiempo. Capta a la perfección el turbio momento por el que pasaba Alemania, rota y humillado tras la Primera Guerra Mundial. El pesimismo y los miedos de los alemanes queda retratado en los imposibles ángulos de casa, calles y objetos. Ese país tan contradictorio, lleno de grandes científicos y filósofos, pero también de grandes artistas románticos, no pudo más que dejarse llevarse por la irracionalidad. Esos decorados imposibles y esa trama llena de ensoñaciones y magia no podría mostrarlo mejor.


Dicho lo dicho, no resulta para nada sorprendente que el malo sea un científico loco. Tampoco lo es el hecho que toda la trama transcurra durante un sueño. Esto último le da un toque enrevesado y compleja, añade una nueva dimensión a la historia y la hace mucho más original que cualquier otra película muda del momento. I no sólo por eso, sino porque se trata de la primera película expresionista y tal vez la más pura.


Los decorados totalmente deformados, en formas geométricas imposibles, formando angostos pasillos, añadiendo cierta profundidad de campo y efectos de luz mediante los colores del decorado, etc. Todo en ello esta trabajado para crear una sensación de tensión, excitación perpetua, e incluso claustrofobia, en algunos decorados en que parece que las paredes se nos echan encima. Estos decorados jamás han sido superados ni eficazmente imitados.


La trama puede verse como una advertencia sobre el poder de la autoridad social, y una premonición del nazismo. Caligari tiene la capacidad de que Cesare lleve a cabo cualquier crimen que se le pase por la cabeza con solo ordenarlo, al igual que Hitler cuándo alcanzo el poder. Además, él mismo consigue a Cesare gracias a haber llegado a director de un manicomio fingiendo estar cuerdo.

Caligari es un clásico imperecedero, original y nunca superado en su propio estilo.


10/10


miércoles, 4 de marzo de 2015

Hannah y sus hermanas (Hannah and her sisters, 1986) de Woody Allen

Tres hermanas de caracteres muy diferentes mantienen entre sí una estrecha relación. La mayor, Hannah, la que tiene un carácter más fuerte, está casada con un rico empresario y su vida parece equilibrada, perfecta. Actriz de éxito, esposa y madre ejemplar, se ha convertido en el centro de gravedad de toda la familia. Holly, la segunda, sensible e inestable, sueña con ser actriz. Lee, la pequeña, es una ex-alcohólica que vive con un pintor minimalista mucho mayor que ella. Mucho menos afortunadas que Hannah, suelen recurrir a ella cuando necesitan consejo o tienen problemas económicos. Pero esta situación comienza a tambalearse cuando Elliot, el marido de Hannah, se enamora de Lee.


Aunque el título pueda llevar a engaño, Hannah no es la protagonista del film, sino que se trata de un film coral en el que Hannah ni siquiera es uno de los personajes protagónicos, sino que sirve de enlace con el resto de magnífico plantel. La trama se estructura mediante diversas subtramas protagonizadas por Elliot, el marido de Hannah, sus dos hermanas y su exmarido. Todos ellos son personajes coherentes, bien definidos, humanos y entrañables. Sus motivaciones van cambiando según avanza el metraje, siendo el amor casi siempre el objetivo central.


Pero el amor es impredecible, a algunos les llegará sin que lo busquen y a otros se les escapará cuando más lo necesitan. Esa imprevisibilidad omnipresente se ejemplifica perfectamente con David, el hombre que pretende seducir Holly al principio. Primeo parece que sólo se interesa por su amiga, luego cuando volvemos a su trama Holly está con David en una cita. Creemos que al final se quedará con él pero cuando volvemos a su trama, David parece que a perdido interés por ella y finalmente ha elegido a su amiga.


El hipocondríaco Mike, eterno personaje de Woody Allen, se enfrenta al miedo a la muerte cuándo cree que tiene un tumor. Pero cuándo se entera que realmente no va morir, decide buscar el sentido de la vida en las religiones. Esta subtrama sirve como principal contrapunto humorístico. El humor, presente de forma sutil y continua, está mezclando armoniosamente con el drama y el romance, una armonía parecida a la que alcanza Mike al final de la película, abandonando sus preocupaciones gracias al humor y el amor.


Allen filma como nadie las calles de Nueva York y pocos como él saben elegir la banda sonora. Allen, con su buen hacer, nos mete de lleno en esas historias tan humanos y entrañables, capta el amor y la belleza de la vida con naturalidad y ligereza. Hannah y sus hermanas es una verdadera maravilla.


10/10


martes, 3 de marzo de 2015

Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia) (Birdman or [The Unexpected Virtue of Ignorance], 2014) de Alejandro González Iñárritu

Después de hacerse famoso interpretando en el cine a un célebre superhéroe, la estrella Riggan Thomson (Michael Keaton) trata de darle un nuevo rumbo a su vida, luchando contra su ego, recuperando a su familia y preparándose para el estreno de una obra teatral en Broadway que le reafirme en su prestigio profesional como actor.


Mediante unos personajes memorables, perfectamente definidos y interpretados Iñarritu relata una lucha de egos por el éxito y el reconocimiento profesional y artístico. Keaton interpreta a la estrella venida a menos que quiere recuperar el prestigio haciendo “verdadero arte”, Edward Norton al actor talentoso pero prepotente, insoportable y con ansias de control, la crítica teatral pretenciosa y amargada que odia todo lo que suene a espectáculo o celebridad, Naomi Watts como la joven actriz que obtiene una oportunidad en Broadway, etc. Aunque pueden parecer algo tópicos, están perfectamente definidos y son perfectos para captar la esencia del turbio mundo del teatro y el cine.

Riggan se cree un actor talentoso y desaprovechado y pretende demostrar todo lo que sabe hacer. Aunque su autoestima no pasa por su mejor momento, no por ello su ego decae, pues se cree un incomprendido y Iñárritu lo simboliza con unos supuestos superpoderes que solo el puede ver y que nos recuerda que el fantasma de Birdman aún ronda la mente de Riggan y, a la vez, que ésta es especialmente frágil. Es increíble lo mucho que muestra Iñárritu con tan poco, pues todo lo dicho aparece en la secuencia inicial. Efectivamente, Riggan aún tiene a Birdman en la cabeza, que le recuerda continuamente sus dudas sobre el proyecto que tiene entre manos y le insta a dejarlo para volver al cine de espectáculo.


Mientras tiene que lidiar con el mundo del teatro, que le es hostil. Primero Iñárritu lo escenifica mediante el personaje de Norton, actor talentoso y prestigioso que por ello se ve legitimado para despreciar el trabajo de otros y adueñarse de él, como intenta hacer con la obra de Riggan. En segundo lugar, la crítica más prestigiosa de Nueva York, que odia el mundo del “cine-espectáculo” y cree que el teatro se ha mantenido alejado de esa “lacra”, y por ello pretende destruir la obra de Riggan y todo lo que ella representa para “mantener a salvo” el teatro. Las debilidades y contradicciones de ambos personajes quedan perfectamente retratadas: Mike resulta un hombre vacío que sólo es capaz de vivir mediante el teatro y la crítica al final sucumbe ante un “truco vanguardista” que está más cerca del espectáculo que del verdadero arte, revelando su falta de criterio.


La dimensión más íntima de Riggan es, a mi parecer, la peor llevada, pues sólo nos muestra su fracaso como padre a través de su hija ex-drogadicta y nos recuerda de forma un tanto vaga su fracaso matrimonial. Riggan abandonó su tarea de padre, al igual que Iñárritu abandona esta dimensión suya.

Todos estos conflictos exteriores y interiores, junto con el azar, parecen conspirar contra Riggan para dejarlo caer al más oscuro de los abismos, para que se rinda y deje sus pretensiones, en una escena que, todo sea dicho, me parece de las menos inspiradas de la película (me refiero a la escena en que Riggan se cree otra vez Birdman). La clausura del conflicto, sea intencionada o azarosa, constituye una potente crítica tanto al “arte” cómo al “espectáculo”.


No es una coincidencia que Iñárritu escogiera a Keaton y a Norton para sus respectivos papeles, y eso le añade una nueva dimensión a la película que resulta curiosa y efectiva, uniendo realidad con ficción. El tono tragicómico del film la va como un guante y la labor de Emmanuel Lubezki es memorable. Filmar una película a en planos tan largos y a la vez demostrar ese enorme talento visual que tiene es una verdadera proeza. Eso sí, salvo por captar los nervios y la tensión de los días antes al estreno, el recurso no es especialmente útil ni tiene razón de ser. Estoy seguro que muchas escenas podría resolverse mejor con planos más cortos.

En definitiva, un película casi redonda y perfectamente ejecutada y interpretada.


9/10