domingo, 17 de mayo de 2015

Nazarín (ídem, 1959) de Luis Buñuel

En México, a principios del siglo XX, el humilde cura Nazarín comparte su pobreza con los necesitados que habitan alrededor del mesón de Chanfa. Después de proteger a una prostituta que provoca el incendio del mesón, Nazarín se ve obligado a abandonar el lugar. A lo largo de su camino, sus acciones, determinadas por su concepto de la caridad cristiana, provocarán una serie de conflictos.


El personaje de Nazarín es bastante curioso, se podría decir que es una mezcla entre el Quijote y Jesucristo. Por un lado es idealista y justiciero, pero esta desconectado de la sociedad, no es capaz de predecir las consecuencias de sus actos. Por el otro, intenta seguir los ideales y la forma de vida de Jesucristo al límite, ejerciendo la ayuda al prójimo, viviendo en la pobreza y enseñando la palabra de Dios. Completando la analogía con el Quijote, Ándara y Beatriz pueden considerarse personajes análogos a Sancho Panza: siguen a Nazarín porque lo admiran y quieren ser como él, pero no son tan idealistas como él y nunca llegan a entenderlo del todo porque son incapaces de desconectarse de la sociedad y de las costumbres e ideas que conlleva.


Las acciones de Nazarín siempre tienen resultados inesperados, y casi siempre negativos: la quema del mesón, la pelea entre los trabajadores de la obra, el rechazo de la confesión por parte de la moribunda o el fracaso final. Con ello Buñuel parece apuntar a la imposibilidad de la aplicación de las ideas y el modo de vida de Jesucristo. Lo pone en boca del prisionero que ayuda a Nazarín, ambos son inútiles, no contribuyen en nada al mundo, y él es el malo por vivir del robo mientras Nazarín es el bueno por vivir de la limosna, eso es lo único que lo separa.


Además, es frecuente que Nazarín confíe en que la voluntad de Dios haga justicia, pero durante su viaje, los malos resultados de su acciones, la pobreza generalizada y la maldad de los demás parece romper esa idea. El hecho de que nunca pueda hacer justicia, que el azar rompa sus propósitos, socavan la voluntad divina. Un buen ejemplo de la duda que nace en el corazón de Nazarín es la de la cura de la niña enferma, en que las mujeres empiezan a gritar desesperadas y a confiar en rituales supersticiosos, desesperadas por el abandono de Dios en la desgracia absoluta. A la vez denuncia la hipocresía de la Iglesia que rechaza a Nazarín, cuando deberían apoyarlo, pues es el único que cumple con todo lo dicho por Jesucristo.


La fotografía de la película es sucia y barroca, falta de lirismo, capta a la perfección la aspereza y la dureza de la pobreza. Los paisajes áridos de México resultan perfectos. Buñuel, que tiene un estilo muy extraño, una mezcla entre realismo y surrealismo, ofrece una de sus películas más realista, con solo unas pocas escenas surrealistas (algunos delirios y exageraciones premeditadas). Contiene escenas muy impactantes, como la ya mencionada escena de las mujeres gritando alrededor de la niña enferma y de Nazarín, las escenas que transcurren en el pueblo afectado por la peste y la portentosa escena final.


Una de las mejores obras del maestro calandino, un obra más realista que surrealista, barroca y áspera, expresiva y ascética ala vez, que conforma una crítica mordaz al cristianismo en general. Magistral.


10/10


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