Tras
un divorcio difícil, Lucas, un hombre de cuarenta años, ha
encontrado una nueva novia, un nuevo trabajo y trata de reconstruir
su relación con Marcus, su hijo adolescente. Pero algo empieza a ir
mal: un detalle cualquiera, un comentario inocente y una mentira
insignificante que se extiende como un virus invisible sembrando el
estupor y la desconfianza en una pequeña población...
Cualquiera
que que esté mínimamente enterado de la actualidad puede recordar
varios escándalos que han puesto patas arriba los medios de
comunicación durante días, semanas o incluso meses. Asesinatos,
violaciones, desapariciones, etc. Hechos atroces que se convierten en
la comidilla de todos los hogares del país. Pues bien,
desgraciadamente suele ocurrir que cuando se señala a alguien como
principal sospechoso este se convierte en el único posible culpable
y, tanto medios como público lo estigmatizan y lo culpabilizan sin
que los hechos se hayan esclarecido aún.
La
caza
es un retrato de esto, el
circo que se monta alrededor de la caza del culpable, donde
irracionalidad, venganza e hipocresía se mezclan para destruir todo
lo bueno que
cada uno podía percibir de la naturaleza humana.
La
presunción de inocencia que caracteriza nuestro estado de derecho ya
no sirve cuando, en busca de un culpable, nadie tiene en cuenta los
hechos y se deja llevar por sus sentimientos y las
masas.
Un cúmulo de coincidencias, estereotipos falsos (la sinceridad
absoluta de los niños), la influencia de los demás y ese odio
irracional que nos impide ver más allá de nuestra nariz son algunos
de los ingredientes que conforman este relato, brutal y desgarrador
por su verosimilitud.
La
obra de Vinterberg narra a la perfección esa caza tan injusta, pero
también destaca en su retrato del presunto culpable, interpretado
por un inmenso Mads Mikkelsen, maltratado, destrozado y devorado por
las mentiras y el odio injusto. Pero también habla de la
estigmatización del culpable, esa marca de fuego que pervive para
siempre y inicia una caza permanente, intermitente pero impasible,
que marca toda la vida de la presa.
Jagten
es un drama potente, desgarrador, bien narrado y con un protagonista
de lujo. Consigue
atrapar, emocionar y construir escenas enormes,
como la de Lucas en la iglesia.
Una película muy
buena
y muy recomendable.
9/10
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