viernes, 24 de octubre de 2014

Nido familiar (Családi tüzfészek,1979) de Béla Tarr

Narra los conflictos de una joven pareja que no puede mantener su propio hogar y se ven obligados a compartir habitación con los padres de él.


Béla Tarr en su ópera prima filma, con presupuesto casi inexistente, una de esas pocas películas que se pueden catalogar como amargas. Otro ejemple sería Vivre sa vie, de Jean-Luc Godard. Éstas son películas crudas, que muestran sin efectismos el drama del día a día, la desolación de la monotonía y la muerte en vida.

Con un estilo semi-documental Tarr narra, con un realismo atroz, la vida familiar durante los pobres años 70 en Hungría. Vemos desde primera fila la desolación que inunda la vida de todas las personas que se sienten desamparadas y abandonadas por el gobierno en un mundo de pobreza, delincuencia y caos emocional. Un mar de preocupaciones tiñe la vida de una gris oscuro como el de la fotografía de la película.


La situación social trae con ella desconfianza y egoísmo que destruye las familias y las vidas de sus integrantes, o tal vez no. Todo la obra posee un pesimismo tan profundo que es difícil distinguir que es producto de la corrupta sociedad y que de la propia naturaleza humana. Doble moral, infidelidad, odio, desconfianza, etc. ¿Realmente todo ello es culpa de la pobreza y la sociedad o sólo la usamos como excusa para nuestros propios defectos? No estoy seguro que fuera esto lo que quisiera transmitir Tarr dada la desoladora etapa por la que pasaba Hungría entonces, pero es lo que me ha transmitido casi desde el principio.

En todas las escenas, filmadas cámara en mano y casi sin cortes, se percibe gracias a la ausencia de música y a la predominancia del sonido, la monotonía de la vida cotidiana. Y ahí reside la amargura del film, su capacidad de plasmar la realidad tal cual, sin artificio ni adorno alguno. Parece que se filman escenas espontaneas de una vida cualquiera. Por eso me resulta tan dura, por que se que lo que muestra es el pan de cada día en familias de todos los lugares del mundo. Por que lo que ocurre no es exclusivo de Hungría en esa época, sino que es un problema atemporal y omnipresente. Que cada uno de esos personajes que vemos en la pantalla representan personas reales, miles de ellas, que ven sus vidas maltratadas día a día y no pueden disfrutar de la parte mas maravillosa de la vida, que se escapa un poquito más cada momento que pasa.



Nido familiar es una película que, si eres capaz de entrar en su juego y “disfrutarla”, te maltrata y te destruye. No puedo imaginar lo dura que debía resultar en la Hungría de su tiempo. Tarr nos ofrece una obra notable pese a la evidente falta de recursos y a su inexperiencia en la dirección, que no puedo más que ignorar ante semejante muestra de virtuosismo para moldear y retorcer las emociones del espectador que cae en su conjuro.

Una película díficl y para un público muy restringido. "Disfrutenla".

8/10


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