lunes, 1 de junio de 2015

Un toque de violencia (Tian zhu ding, 2013) de Jia Zhang Ke

Dahai, un minero exasperado por la corrupción de los dirigentes de su pueblo, decide pasar a la acción. San'er, un emigrante, descubre las infinitas posibilidades que le ofrece su arma. Xiaoyu, recepcionista en una sauna, no soporta más el acoso de un cliente rico. Xiaohui pasa de un trabajo a otro en condiciones cada vez más degradantes. Cuatro personajes, cuatro provincias, una reflexión sobre la China contemporánea: una sociedad con un desarrollo económico colosal que convive con una enorme violencia.


La primera historia es la mejore de todas y la que evidencia, de forma directa, el contenido político la película. El protagonista es un “justiciero”, un hombre que decide vengarse de los involucrados en la venta de la mina local que sustenta a los habitantes de la población. Se señala directamente como enemigos al gobierno y al empresario, personificados en sus respectivos personajes, y claros exponentes de la deriva capitalista de la China moderna. El paralelismo evidente (y salido de la boca de un secundario) entre Dahai y los soldados de Ejercito Popular de Liberación que luchó por instaurar el comunismo en China, revela definitivamente el posicionamiento ideológico de Jia Zhang Ke: una cierta nostalgia por el viejo régimen chino y la confianza en la receta marxista que puede curar los males del capitalismo salvaje.


El resto de historias continua construyendo el mapa de la sociedad que ha producido el sistema chino: delincuencia como una forma de ganarse mejor la vida, la idea de que el dinero lo puede comprar todo, que el mundo se llenen de víboras que quieren pasar violentamente por encima de los demás, la corrupción, la desesperación y la falta de salidas dignas para las clases bajas, etc. Critica un sistema que la competición y el abandono de toda norma moral por el beneficio propio. Que las clases dominantes se rijan por estos principios permite que las clases bajas pierdan calidad de vida y oportunidades por motivos ajenos a ellos mismos. Esto, a su vez, produce una alienación y una desesperación que termina justificando, hasta cierto punto, el uso de la violencia, ya sea para hacer justicia, en defensa propia, contra uno mismo o, incluso, para ganarse la vida.


Las ideas de las que parte el film me parecen muy interesantes, pero creo que su tratamiento no esta a la altura. El tempo es demasiado lento, hasta el punto de resultar tedioso, y su durada es excesiva. La fotografía y la banda sonora no consiguen destacar lo suficiente como para evitar ese tedio, le falta emoción y sentimiento.

Película muy interesante, pero algo tediosa, larga y fría.


7/10


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