Dahai,
un minero exasperado por la corrupción de los dirigentes de su
pueblo, decide pasar a la acción. San'er, un emigrante, descubre las
infinitas posibilidades que le ofrece su arma. Xiaoyu, recepcionista
en una sauna, no soporta más el acoso de un cliente rico. Xiaohui
pasa de un trabajo a otro en condiciones cada vez más degradantes.
Cuatro personajes, cuatro provincias, una reflexión sobre la China
contemporánea: una sociedad con un desarrollo económico colosal que
convive con una enorme violencia.
La
primera historia es la mejore de todas y la que evidencia, de forma
directa, el contenido político la película. El protagonista es un
“justiciero”, un hombre que decide vengarse de los involucrados
en la venta de la mina local que sustenta a los habitantes de la
población. Se señala directamente como enemigos al gobierno y al
empresario, personificados en sus respectivos personajes,
y claros exponentes de la deriva capitalista de la China moderna. El
paralelismo evidente (y salido de la boca de un secundario) entre
Dahai y los soldados de Ejercito Popular de Liberación que luchó
por instaurar el comunismo en China, revela definitivamente el
posicionamiento ideológico de Jia Zhang Ke: una cierta nostalgia por
el viejo régimen chino y la confianza en la receta marxista que
puede curar los males del capitalismo salvaje.
El
resto de historias continua construyendo el mapa de la sociedad que
ha producido el sistema chino: delincuencia
como una forma de ganarse mejor la vida, la idea de que el dinero lo
puede comprar todo, que el mundo se llenen de víboras que quieren
pasar violentamente por encima de los demás, la corrupción, la
desesperación y la falta de salidas dignas para las clases bajas,
etc. Critica un sistema que la competición y el abandono de toda
norma moral por el beneficio propio. Que las clases dominantes se
rijan por estos principios permite que las clases bajas pierdan
calidad de vida y oportunidades por motivos ajenos a ellos mismos.
Esto, a su vez, produce una alienación y una desesperación que termina justificando, hasta cierto punto, el uso de la
violencia, ya sea para hacer justicia, en defensa propia, contra uno
mismo o, incluso, para ganarse la vida.
Las
ideas de las que parte el film me parecen muy interesantes, pero creo
que su tratamiento no esta a la altura. El tempo es demasiado lento,
hasta el punto de resultar tedioso, y su durada es excesiva. La
fotografía y la banda sonora no consiguen destacar lo suficiente
como para evitar ese tedio, le falta emoción y sentimiento.
Película
muy interesante, pero algo tediosa, larga y fría.
7/10
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